PREPARACIÓN

La  preparación va por partes. Primero haremos la masa. Lleva su tiempo, pero trataremos que se acorten las esperas. Ahí va el primer secreto: el leudado de la masa de agiliza cuando le agregamos una pizca de azúcar en el fermento.

Ponemos ¾ partes de la harina en un bowl grande, para no hacer tanto engorro en la mesa. Le anexamos un buen puñado de sal y la revolvemos para que se mezcle con la harina en seco, luego ahuecamos en el medio. En un jarro o bowl pequeño ponemos agua tibia (a caliente, pero que no queme), pues  se estropeará la levadura.  Le añadimos desmenuzada la levadura, una media cucharita de azúcar y un buen chorro de aceite. Se mezcla y cuando vemos que empieza a hacerse espuma en la superficie, la vamos incorporando en el hueco, haciendo con una mano que la harina se mezcle con el fermento. Pondremos tanta agua hasta que sea una masa blanda, pegajosa, ¡pero no “sopa”!  Calma..., si se pasaron, agregarán el resto de la harina del paquete, recuerden que solo usaron ¾ partes.  Amasarán mientras le añaden la harina restante. Se sabrá que la masa ya está a punto, cuando tenga una textura lisa y no se pegue en las manos.